
Conoció a Dixie Browning en una cena de Harlequin en Charleston, Carolina del Sur, y le dijo a Dixie que estaba escribiendo, pero que temía que era demasiado mayor como para empezar esta tarea. La respuesta de Dixie, «¡Bien, querida, ¡nunca serás más joven!», estimuló a Carolyn a continuar con su sueño. Y tenía razón.
Habiendo dedicado su vida a ser esposa, madre, abuela, y una mujer activa, es una privilegiada por tener una carrera que hace sus sueños realidad. Escribir novelas históricas le da la oportunidad de viajar y visitar todos esos lugares donde pudieron haber vivido antepasados. Entonces vuelve a casa y escribe sus historias, quizá no exactamente como cuando ellos las vivieron, pero sí como su imaginación los retrata.

El hombre de negro
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